Un día después de que el ministro de Minas y Energía, Alexandre Silveira , anunciara una solicitud a la Agencia Nacional de Energía Eléctrica ( Aneel ) para iniciar el proceso de terminación de la concesión de la distribuidora de energía Enel en São Paulo, debido a la ineficiencia en los servicios prestados, varias dudas surgieron el miércoles 17 de diciembre sobre cómo se llevará a cabo ese proceso.
Entre ellos se encuentran los criterios para evaluar la actuación de Enel, el mayor operador energético del país, el tiempo necesario para una resolución e incluso si el modelo elegido –frente a la intervención en la concesionaria, por ejemplo– es el más adecuado.
La iniciativa de iniciar un proceso de rescisión de contrato con Enel fue fruto de un acuerdo entre Silveira, en representación del gobierno federal, con el gobernador de São Paulo, Tarcísio de Freitas (Republicanos), y el alcalde de la capital, Ricardo Nunes (MDB), en medio del clamor de la población paulista tras el paso de un ciclón extratropical la semana pasada, que dejó sin electricidad a aproximadamente 2,2 millones de propiedades.
Enel ha sido objeto de escrutinio por repetir los mismos problemas por tercer año consecutivo: además de los retrasos en el restablecimiento del suministro eléctrico, hay evidencia de que la compañía descuidó la serie más reciente de fenómenos meteorológicos extremos.
Datos de Aneel muestran que Enel São Paulo gastó un 22,3% menos de lo proyectado en personal, materiales y servicios en los últimos 12 meses. Esta reducción de gastos de Enel (22,3%) es mucho mayor que el promedio del 3,8% de todas las distribuidoras en Brasil.
En otra categoría, la inversión –con la que Aneel calcula cuánto invierten las distribuidoras y lo compara con la depreciación de su propia red–, Enel se sitúa en el puesto 48 (entre 51 empresas), por delante sólo de las distribuidoras de Roraima, Amazonas y Light, que está en reorganización judicial.
Expertos entrevistados por NeoFeed aseguran que la estrategia elegida por el gobierno federal fue correcta.
“El inicio de un proceso de terminación para Enel SP es la medida más adecuada, ya que no interrumpe las operaciones y permite un seguimiento integral de la gobernanza, cumplimiento , indicadores, atención al cliente y reclamos contra la concesionaria, obligando a la empresa a adaptarse”, afirma Rosemeire Costa, presidenta del Consejo Nacional de Consumidores de Electricidad (Conacen), asociación sin fines de lucro que representa a los consumidores en las áreas de concesión.
Costa cita la experiencia de una intervención federal por parte de Aneel en la concesión del Grupo Rede, en Mato Grosso do Sul, en 2012, como desaconsejable. «La intervención asfixia la gestión, dificulta el acceso al crédito del concesionario y paraliza las inversiones», afirma, citando como otro problema la demora en la resolución del proceso —más de dos años en el caso del Grupo Rede—.
“Las intervenciones generan resistencia al mercado, dificultan el financiamiento y generan riesgo sistémico en múltiples concesiones, requiriendo su posterior transferencia a operadores sólidos”, añade.
Proceso 2024
El hecho de que Aneel haya anunciado que utilizará un proceso ya abierto contra Enel en 2024 para acelerar el análisis es elogiado por el presidente de Conacem.
"La supervisión de la Aneel, que debe realizarse en conjunto con Arsesp ( organismo regulador del sector en el estado de São Paulo ), es minuciosa, con evaluaciones demostrativas, iniciales, periódicas y extraordinarias, y escrutinio in situ de los sistemas de gestión", afirma Costa.
Según ella, el proceso de inspección recopila pruebas y denuncias, y emite un informe técnico. Posteriormente, el consejo directivo de la agencia recomienda la rescisión y la remite a la autoridad otorgante, el Ministerio de Minas y Energía, con la participación del Tribunal de Cuentas de la Unión (TCU).
La duración del proceso de rescisión suele ser menor que la de la intervención, entre seis meses y un año, considerando que parte del procedimiento se inició en 2024. «Las multas aplicadas por Arsesp a Enel SP, de aproximadamente R$ 170 millones, respaldan la admisibilidad de la rescisión», afirma Costa.
Existe duda sobre si eventos climáticos extremos –como los que azotaron la ciudad de São Paulo en 2023, 2024 y 2025–, que no estaban previstos en el contrato de concesión firmado por AES Eletropaulo en 1998, y posteriormente asumido por Enel en 2018, pueden considerarse motivo de exclusión de responsabilidad de una distribuidora.
En resumen: las lluvias intensas y los vientos fuertes no suelen considerarse causal de exclusión de responsabilidad, afirma Guilherme Amorim, socio del bufete Rubens Naves Santos Jr. Advogados. «Aunque las empresas intenten alegar fuerza mayor o caso fortuito, los tribunales y la Agencia Nacional de Energía Eléctrica (Aneel) entienden que estos eventos constituyen riesgos inherentes al sector de la distribución de energía».
Marco Antônio Allegro, abogado especialista en Derecho Empresarial y Estructuración de Activos, afirma que Aneel (Agencia Reguladora de Energía Eléctrica) estructuró un modelo formal de evaluación del desempeño de las distribuidoras – que será utilizado en el proceso de terminación de la concesión de Enel – capaz de sustentar no sólo sanciones financieras, sino también la suspensión, no renovación o terminación de la propia concesión.
En el corazón de este sistema se encuentra el Anexo VII-A de la Resolución Reglamentaria N° 948 del organismo regulador, que establece criterios técnicos y objetivos para evaluar si un concesionario mantiene las condiciones necesarias para operar un servicio público esencial.
“A diferencia de los debates políticos o judiciales, lo que se evalúa aquí no es la narrativa, la justificación o el contexto excepcional, sino la adhesión medible a parámetros regulatorios previamente definidos”, dice Allegro.
El modelo de Aneel se basa en una lógica clara: la concesión es un contrato sujeto a un desempeño continuo y equilibrado en múltiples frentes. Para ello, la agencia estructuró la evaluación de las distribuidoras en cinco dimensiones independientes y acumulativas, clasificadas de la A a la E, cada una con sus propios indicadores, metodología de cálculo y puntuación mínima requerida.
Las dimensiones incluyen la continuidad del servicio, la calidad de la atención al cliente, la eficiencia de la gestión, la sostenibilidad económica y financiera del concesionario y el cumplimiento normativo.
Según Allegro, el punto crítico del modelo es que no existe un mecanismo de compensación entre las dimensiones. El concesionario debe tener una puntuación promedio en todas las áreas. Si obtiene una puntuación "roja" en solo una de ellas, implica inadecuación regulatoria, incluso si el desempeño en las demás es satisfactorio.
“La dimensión E, por ejemplo, que se refiere al cumplimiento normativo, no evalúa si la energía volvió rápidamente o si el call center brindó un buen servicio; mide algo más estructural: el grado en que la empresa de servicios públicos se adhiere a las normas”, dice el experto.
En otras palabras, no son los errores aislados los que importan, sino la repetición de comportamientos que indican resistencia o incapacidad para cumplir.
"Para Aneel, el punto de inflexión no se produce cuando se produce una falla operativa grave, sino cuando el historial regulatorio comienza a revelar un patrón persistente de incumplimiento", afirma Allegro. "Es precisamente en este escenario donde reside el riesgo más sensible para Enel".