El jueves 11 de diciembre se celebra el primer "Día de la IA", promovido por Rivian , el fabricante de coches eléctricos que debutó en la bolsa en 2021 como "Tesla 2.0", pero que ha tenido dificultades para alcanzar su escala. La idea del evento es convencer a los inversores de que es una empresa de software antes que un fabricante de vehículos.

Con el mercado mundial de coches eléctricos estancado, Rivian sigue gastando miles de millones de dólares al año. En el tercer trimestre, las ventas de la compañía cayeron un 14% y sus objetivos se revisaron a la baja.

Aun así, aunque las acciones se han depreciado casi un 80% desde la salida a bolsa, este año las acciones de Rivian han subido más de un 30%, impulsadas más por las expectativas de lo que la compañía puede lograr que por sus resultados.

Barclays y Deutsche Bank señalan que gran parte del reciente aumento de las acciones de Rivian ya refleja la expectativa de que la compañía podrá avanzar rápidamente en autonomía, algo que aún no se ha demostrado.

Por lo tanto, el "AI Day" ha sido visto como un intento de Rivian de reescribir su propia historia y presentar a Wall Street la narrativa de que el fabricante de vehículos eléctricos se ha convertido en una empresa de inteligencia artificial.

El problema es que, desde su fundación, Rivian se ha promocionado como una empresa tecnológica "integrada verticalmente y definida por software". Pero, hasta ahora, la retórica ha ido ganando terreno a la ingeniería.

La generación actual de vehículos R1 recién ahora permite la conducción sin intervención en ciertas situaciones, un nivel que los competidores tradicionales ya habían alcanzado años atrás.

"Creemos que el diferenciador de Rivian será nuestro enfoque de extremo a extremo centrado en la IA", dijo Robert Scaringe, director ejecutivo y fundador del fabricante de automóviles, en la conferencia telefónica del tercer trimestre.

La ambición es competir en un espacio actualmente dominado por Waymo y Tesla , pero esta es una carrera en la que Rivian todavía se está quedando atrás.

A pesar del creciente revuelo en torno a la autonomía y la IA en el sector automotriz, el mercado financiero sigue dividido. Morgan Stanley, por ejemplo, rebajó la recomendación de la acción a infraponderar a principios de diciembre, destacando la falta de escala y la fragilidad del balance en un momento en que la industria exige fuertes inversiones en chipsets, sensores, centros de datos y equipos de aprendizaje automático .

El banco proyecta que, en 2026, Rivian aún registrará un gasto de caja de US$ 4.200 millones y una fuerte dependencia de la próxima inversión de Volkswagen, que se espera ocurra después de las pruebas de invierno que realizará la empresa conjunta formada por las compañías.

Para que esta expectativa se convierta en una realidad, Rivian necesita presentar cifras consistentes. Esta afirmación está respaldada por la empresa conjunta de 5.800 millones de dólares con el Grupo Volkswagen, denominada RV Tech .

El objetivo de esta empresa es desarrollar una arquitectura eléctrica moderna y una pila de software para futuros vehículos eléctricos de mercado masivo de las marcas Volkswagen, Audi y Scout.

Por un lado, Rivian ofrece software, arquitectura zonal y conocimientos técnicos, mientras que Volkswagen aporta volumen, escala y capital.

La plataforma creada por RV Tech se probará en vehículos prototipo a partir del primer trimestre de 2026. El primer coche de producción que utilizará esta arquitectura será el Volkswagen ID.Every1, previsto para 2027.

Si funciona, Rivian tendrá algo que ningún fabricante de automóviles joven ha conseguido hasta ahora: licenciar tecnología automotriz a escala global, una especie de "Android para vehículos".

El R2, el SUV de Rivian que llegará en el primer semestre de 2026, será el primer vehículo del fabricante concebido íntegramente con esta arquitectura. Es fundamental para comprobar si la teoría se sostiene.

Pero a pesar de las expectativas, la compañía sigue bajo presión operativa y enfrenta un retiro de casi 35.000 vehículos en Estados Unidos, además de haber perdido el beneficio fiscal federal que fue revisado por Donald Trump.

Y necesita ganar escala para reducir costos en un momento en que el sector automotriz todavía está tratando de determinar si existe una demanda real de autonomía avanzada.